Este año la reproducción asistida de dos parejas de ranas jambato, considerada una de las especies con mayor riesgo de extinción en el país, alentó al equipo de técnicos del Centro de Conservación de Anfibios del Zoológico Amaru. Sería la primera vez, en casi tres años, que se cumple con éxito este proceso.
Durante casi 10 años se creyó que las ranas jambato se habían extinguido. En los años 90, el científico Luis Coloma, identificó que en Ambato, lugar que heredó este nombre, existían entre tres y cuatro individuos, por cada metro cuadrado.
Ernesto Arbeláez, director del Zoológico Amaru, explica que en los últimos cuatro años apenas se hallaron 20 individuos, en zonas cercanas a los páramos del Parque Nacional Cajas. Se cree que actualmente, de las 23 clases de jambatos, tan solo quedan cinco.
Los índices de declinación de éste y otro tipo de ranas llevaron a que en el 2009, Arbeláez y un equipo de biólogos y técnicos, emprendieran un proyecto de reproducción de ranas en peligro de extinción.
En Azuay, el Centro de Conservación de Anfibios trabaja con cinco especies. Tres de éstas son las más representativas: la rana marsupial de páramo, la rana cohete de Cuenca y las referidas ranas jambato.
La rana marsupial de los páramos, habita en zonas del Parque Nacional Cajas. Poseen un bolsa en la espalda en la que guarda a sus crías para brindarles seguridad y cuando encuentran zonas adecuadas las descargan, evitando que sean depredados por otros animales.
La rana cohete de Cuenca, tiene en su piel un veneno que no afecta a los seres humanos pero que es mortal para otros animales.
El veneno sale de su piel como parte de un mecanismo de defensa ante ataques de hongos. Esta especie mide dos centímetros y vivía antes en todas las llanuras de esta ciudad. Ahora ha sido encontrada en menor cantidad, en terrenos baldíos y pantanosos.
La importancia de las ranas radica en que sus renacuajos se encargan de limpiar las fuentes hidrícas. La desaparición de estos anfibios, han convertido a las lagunas en pantanos, poniendo en peligro a otras especies naturales.
Para desarrollar este proyecto se requieren cerca de 30.000 dólares anuales. El objetivo es que, a través de procesos monitoreados directamente por biólogos, se pueda reintroducir estas especies a su hábitat natural.
Hasta ahora la propuesta pudo cumplirse a través de convenios con el zoológico de Philadelphia y el Amphibian Ark, apunta Arbeláez, pero la preocupación del centro radica en que en junio de este año, los convenios finalizan y el proyecto apenas está despegando.
Arbelaez explica que de las 550 especies de ranas identificadas en Ecuador, el 10 por ciento ha declinado, por ello, la importancia de continuar con este proceso que ahora necesita más recursos.